16 de septiembre de 2009
LA YOGA DE LA RUPIA
POR: SWAMI SHANKARATILAKANANDA
Fuente: http://yogaydharmamadrid.blogspot.com
Rupia es el nombre de la moneda nacional de la India.
¡Gloriosos Maestros!
La historia que os relato es verídica.
Paramanu-parama-mahattvanto'sya vasi-karah
"Su poder se extiende desde el átomo más pequeño hasta lo infinitamente más grande". Patanjali Maharishi (YogaSutra pada 1, sloka 40)
EL ENCUENTRO
Hace muchos años una rupia, una simple rupia, me enseñó una gran Yoga.
Recién llegamos a India para estar seis meses perdidos entre los ashramas (escuelas místicas) y las prácticas de la sadhana (prácticas personales de Yoga), fuimos a buscar alojamiento para nuestra estancia en New Delhi, en Sukhavati Ashrama, un ashrama residencial budhista tibetano en la zona más moderna de la ciudad. Una monja tibetana amiga mía de Granada, me dio la dirección y allí nos dirigimos.
La recepción, sin conocernos, fue admirable y acogedora. La administradora del ashrama nos dio una habitación maravillosa, cómoda, confortable, decorada con muebles estilo Bali, una maravilla, y lo más de agradecer, con baño propio.
Al ir a bañarme, me fije en UNA RUPIA, una sencilla rupia, de un valor entonces de… unas 14 pesetas, unos 10 centavos de dólar USA.
La rupia, estaba allí, limpia, brillante, descansando en el poyete del jabón. Sin límites, olímpica, majestuosa, diciendo claramente… "cógeme y gástame en lo que te plazca". Ciertamente fui a hacerme con ella, pero entonces me sequé y se me olvidó la rupia.
Al día siguiente salimos temprano y volvimos tarde, ya de noche, y al cumplir con mi ritual nocturno de bañarme antes de acostarme, sin querer, sin proponérmelo, me volví a fijar en la rupia. !Estaba allí!, como ayer, y seguía en el mismo sitio, igual de limpia y brillante. Algo me llamó la atención y me extrañó, pero ciertamente no sabía porqué, y en vez de agarrar la rupia y ya está, la dejé, con cierto reparo, con cierta desconfianza. En España se dice, que si te encuentras una moneda es una señal de buena suerte, pero esta rupia me daba mala espina, a pesar de ser tan bonita que podía ser digna de convertirse hasta en "moneda de la suerte".
A la noche siguiente, al volver, siempre volvíamos de noche, New Delhi es muy grande y las tareas que hacíamos no nos permitían regresar ni a mediodía ni antes, me dirigí directamente a ver si estaba "LA RUBIA RUPIA" y… sí, efectivamente, estaba, en el mismo sitio e igual de limpia. Insisto en lo de limpia y brillante, porque todos los que habéis visitado la India, sabréis que todo siempre está muy sucio y se llena de polvo… pero la rupia siempre estaba limpia e impecable como la habitación y el baño. El Ashrama era limpiado diariamente por sirvientes contratados y que me supongo, por ser tónica en India, a un modestísimo precio.
Lo comenté con Jennifer Gray (inglesa, discípula mía y gran erudita), lo extraño era que los sirvientes, para los cuales una rupia era mucho dinero, no se hicieran con la rupia sino que además la limpiaran cada día. Ella se rió, y me dijo… "Es sólo una simple rupia". Pero yo no las tenía todas conmigo, no estaba tan seguro de que sólo era una rupia, tenía que ser algo más… ¿pero qué?.
Ya habían pasado cinco días, y la rupia y yo nos habíamos hecho amigos. Nos levantamos muy temprano, teníamos que formalizar nuestras reservas de tren hacia Itarsi en Madhya Pradesh, el estado más medieval de la India, donde disfrutaríamos de la compañía de nuestros hermanos en el ashrama de mi maestro Swami Tilak Paramahamsa, y las colas para conseguir plazas eran desde muy pronto larguísimas. Miré a la rupia, como el que en breve se despedirá de una amiga y comprendí el misterio de la rupia, su Yoga oculto, su enseñanza.
LA YOGA
"Jennifer, escucha, esta rupia está aquí como una prueba que ponen brillantemente, como ella que está brillante, los administradores del ashrama. Si te quedas con esta simple rupia y para nosotros apenas valiosa moneda, ellos se sentirán ofendidos y nos invitarán a marcharnos un día sin más explicaciones, o con la excusa de compromisos anteriores contraídos con la habitación que ocupamos, o cuando queramos regresar no nos permitirán quedarnos, así de simple". Shankarapriya, me miraba con ojos de incredulidad y asombro, pero yo estaba seguro, muy seguro de lo que la rupia enseñaba.
Volvimos a New Delhi casi al año, nuestra estancia se había alargado más de lo previsto. A los tres días tomaríamos el avión para Madrid y que mejor sitio que Sukhavati Ashrama para quedarse. Era un lugar muy bien situado y siempre les entregábamos una donación, que no era muy espléndida ya que nuestra economía era muy escasa. Como siempre, nos dieron alojamiento, con la misma hospitalidad, con el mismo cariño y la misma habitación, con el mismo baño y ¡LA MISMA RUPIA!.
Ahí estaba la rupia, límpida, solitaria, deseable…
Nunca sabré quién ponía esa rupia en el baño de la mejor habitación de Sukhavati Ashrama, ni que intención tenía al hacerlo, ni porqué sorprendentemente la rupia no la cogían los sirvientes, y estaba allí un año entero (cuando no más, a saber desde cuándo allí estaba).
Pero sí sé una cosa, que esa hermosa rupia, me enseñó un hermoso Yoga que lo tengo presente después de tantos años. Un ladrón, un desconocido puede robarte un millón de rupias y te lamentarás de la pérdida sin lugar a dudas; pero si un amigo o alguien en quien has depositado tu confianza, toma de tí tan sólo una moneda, sin tu permiso, te dolerá en la amistad, te sentirás profundamente defraudado, engañado.
En Sukhavati Ashrama, nos daban su confianza y esta confianza nos la ponían a prueba todos los días. Como lo hacían con todos los que por allí pasaban con el trato de amigos preferenciales.
Sin lugar a dudas, no defraudar la confianza recibida es esencial en cualquier relación. Poder estar seguro de quienes trabajan contigo, de tus amigos, de tus alumnos, de tus familiares, no se paga con nada.
No hace falta que esta confianza sea rota con hechos de gran envergadura, no hace falta que se produzcan grandes crisis, una simple mentira, un simple detalle mata la amistad. No en vano, el gran sabio bengalí Srila Rupa Gowami dijo: "una simple inflexión de la voz, puede dañar la vida de una persona irreparablemente".
Leonard Cohen, el gran cantante, que ahora descansa de su agotadora vida en un monasterio Zen, retirado de todo y de todos, dijo hace muy poco en una provechosa entrevista: "las personas antes de buscar la magia, deben de aprender la etiqueta".
Cuidar el detalle es un estado de conciencia y de ser, que inevitablemente se ha de cruzar, para llegar no sólo a ser buena persona, sino también un verdadero ser superior, un sabio.
No hay Yoga sin Chara (moralidad, ni buena conducta).
No hay espiritualidad sin buen comportamiento.
No hay sabiduría sin buena educación.
Cuidar el detalle es signo de progreso humano y evolución.
No hay Yoga sin ser buena persona.
Es fácil ver un elefante, pero ve bien quien ve la hormiga.
Gracias Rupia, por tu buena Yoga.
Al año siguiente volvimos otra vez a Sukhavati, allí seguía la rupia.
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