9 de octubre de 2009

SWAMI TILAK Y EL PODER DE LA MENTE

POR: SWAMI SHANKARATILAKANANDA http://yogaydharmamadrid.blogspot.com Muchos han llegado a India con la mochila, sin paradigma, y no obtienen respuestas porque no tienen preguntas. Se cataloga al anómalo, y esto paraliza al sistema, y la revolución es ésta, generar anomalías. Y uno no es el guerrillero de la conciencia, el que genera la anomalía al sistema para que ésta se bloquee. Viajan allí predispuestos a escuchar, pero al volver toman los mismos zapatos, y se olvidan de que tienen que saber andar descalzos como hizo Swami Tilak. Un día le preguntaron a Swamiji en San Salvador porqué no llevaba zapatos, siempre descalzo. Y dijo, yo llevaba zapatos, pero un día me los robaron al entrar a un templo, y al salir primero pensé que era un problema, y después pensé que debía aprender a andar sin zapatos; y que no era buena esa dependencia, y así no me los pongo ya, para dar un pequeño mensaje: que es posible vivir sin zapatos, sin dependencias. Cuando conocí a Gurudeva, él llevaba días sin comer. Y tenía una norma, que no comía sin ducharse. Viajó por toda Europa hasta Granada para buscarme según dijo, se fue a bañar al río Guadalquivir y no le dejaron. Llevaba cuatro días sin comer, pero pidió una ducha lo primero. Y me dijo ¿a usted no le gustaría comer? Yo no tenía paradigma para comer bien, lo mejor que sabía hacer era un hervido, y tenía solamente un camping gas. Y ¿le gustaría ir al mercado? Desestructuraba mi mente, pero también la de todos los granadinos, con sus dos piezas de tela y descalzo. El qué más sabía en la ciudad, decía es “Kung-fu o un lama”. ¿Y me preguntaban quién es? Nadie sabía nada en esos años, qué podía decirles. Era muy amable, hablaba con la gente, y le daban lo mejor. Así los tres días que estuvo, muy temprano iba a comprar a sus amigas, cocinaba, y me enseñó a comer. La primera revolución de la conciencia fue saber comer; me enseñaba que un sabio se ocupa de su salud, y me demostraba que alguien con su edad tenía mas energía que yo, un jovenzuelo de apenas dieciocho años. Yo estaba cansado, me dormía en cualquier parte. Pero Swami Tilak, el mismo día que llegó estuvo ocho horas andando por Granada, y a mí me dolía todo, y él descalzo. Y al poco tiempo propuso sentarnos en un hotel, pidió agua, yo un té, y cerró sus ojos para dormir. Pensé menos mal, me acomodé, pero durmió sólo cinco minutos; y volvió a llevarme por todas partes, y yo no sabia qué hacer con mi cuerpo. Descubrí que la mente es más fuerte que el cuerpo, él más fuerte que yo. Era rechoncho y bajo, pero gobernaba todo, hasta su simpatía. Yo ahora me doy cuenta de algo que no le pude decir, y es que la mente también es muy fuerte y es peligroso. El cuerpo no es tan fuerte, pero la mente te somete a todo tipo de subordinación, dormir o no, movilizar gente… pero el cuerpo tiene otro dharma diferente a la mente, entonces puedes romper tu cuerpo desde la fortaleza de tu mente. Tienes que tomar un acuerdo didáctico: el cuerpo es discípulo de la mente, pero también hay que permitirle que la adikhara del cuerpo funcione. Así, estoy ahora aprendiendo, que mi mente se convierte en discípulo del maestro cuerpo, y como la mente no es buena discípula no aprende bien; y el cuerpo no tiene más remedio que protestar, y me enseña con palos como dijo Swami Shivananda. A ver si me vuelvo mas obediente, cada día duermo más, dejo de hacer tantas cosas, hablar, escribir….Tengo mucho trabajo, pero el cuerpo no ha de morir antes de tiempo.

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