29 de septiembre de 2009
CÓMO TRANSFORMAR LA ANSIEDAD EN SERENIDAD
Fuente: http://yogaydharmamadrid.blogspot.com
POR: SWAMI SHANKARATILAKANANDA
Son vehículos de inercia, como los coches. En las autopistas vemos que en un largo trayecto cuesta abajo, dice sálgase y tome un vector a la derecha, entre en tramo arenoso y algo le parará al final. Porque si no podemos parar por nosotros mismos, y con los frenos adecuados, porque el mejor freno no es brusco. Lo mejor es conducirnos, no frenarnos, que en el campo de la emoción no sería una represión, sino saber utilizar la marcha de la acción, saber qué marcha, saber qué potencia ponemos.
Por eso, se invita a usar el freno motor, y no los frenos que se calientan. Si usamos mucho la represión, la mente se calienta, y el efecto es contrario, los frenos se calientan de estar frenando. Uno se reprime mucho, quiere desinhibirse mucho.
Y después nos paramos de golpe, por la inercia, y llega la crisis. En la inercia tenemos un gran problema, y la ansiedad es el gran problema; y lo ideal sería parar un momento en el área de servicio, y al parar pensar qué estamos haciendo, ver el estado de nuestra mente, observando la dispersión que tenemos y la inercia focal. Y en el área repostar una nueva manera, y que alguien te ayude y aconseje; y esos consejos que sean las marchas que metas a tu vida.
Si no paras y decides investigar y preguntar, investigar porque estás tan revolucionado que te sales con un accidente en la vida, o puede que te salgas y te des un bacatazo. Y así aprendas la psicología del pulpo, que cuantos más palos le des, más se ablanda, pero también recibes heridas.
Para acabar la inercia de la ansiedad, hay que tomarse unas vacaciones, pero no de cambio de lugar, sino quitarse los zapatos y entrar en un lugar que te invite a estar de una manera diferente,
No sólo está la ansiedad como un estado de sintomatología sensorial (...). Pero hay una ansiedad mucho mayor, que va directa al núcleo del ser, y que sólo la captas cuando haces filosofía, y no “impulsología” (impulso bajo la vida). Es la ansiedad de ser, el conflicto de ser y no ser, y tener una grave confusión de lo que eres. Pero esta ansiedad es una que sólo la vislumbra bien el filósofo, no un Sócrates ni un Guru, sino el que busca la verdad de las cosas de sí mismo y no se deja engañar por el impulso de la vida.
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