Cuando era muy joven aprendí de Swami Tilak, que cuando uno protege a la Dharma, la Dharma le protege. Esto siempre me parecía magnífico y misterioso, porque solía pensar en la Dharma como un conjunto de sortilegios esotéricos y práctica ocultas que generaban fuerzas increíbles, que al desplegarse cambiaban mi destino y cambiaban mi karma, el cual por cierto asociaba a la idea del pecado que era más fácil de entender.
Con la madurez, pues abracé la Dharma cuando tenia 14 años, abarqué lo maravilloso del amplísimo sentido de la Dharma, y entendí afortunadamente lo que mi maestro me quería decir. “Yo protegeré la Dharma” significaba que la Dharma vive en cada ser viviente, porque la vida y la Dharma son una misma unidad, y por lo tanto vive en mí; la Dharma es “mi Dharma” y vivirá en mí, y no moría en mí si yo vivía según los principios de la Dharma, es decir, si yo vivía inteligentemente, con armonía entre mi cuerpo, mente y espíritu, en equilibrio entre mi entorno y yo, entre los Dioses y mi espiritualidad. Y “la Dharma me protege” será el beneficio de esa acción-reacción, consecuente de vivir con sabiduría.
Hay una sentencia que dice “qué terrible es la sabiduría que no aporta beneficios a los sabios”.
Enseñanzas de Swami Shankaratilakananda, discípulo de Swami Tilak (editado por Dipanjali Upasaki)
31 de marzo de 2010
LA DHARMA TE PROTEGE
Cuando era muy joven aprendí de Swami Tilak, que cuando uno protege a la Dharma, la Dharma le protege. Esto siempre me parecía magnífico y misterioso, porque solía pensar en la Dharma como un conjunto de sortilegios esotéricos y práctica ocultas que generaban fuerzas increíbles, que al desplegarse cambiaban mi destino y cambiaban mi karma, el cual por cierto asociaba a la idea del pecado que era más fácil de entender.
Con la madurez, pues abracé la Dharma cuando tenia 14 años, abarqué lo maravilloso del amplísimo sentido de la Dharma, y entendí afortunadamente lo que mi maestro me quería decir. “Yo protegeré la Dharma” significaba que la Dharma vive en cada ser viviente, porque la vida y la Dharma son una misma unidad, y por lo tanto vive en mí; la Dharma es “mi Dharma” y vivirá en mí, y no moría en mí si yo vivía según los principios de la Dharma, es decir, si yo vivía inteligentemente, con armonía entre mi cuerpo, mente y espíritu, en equilibrio entre mi entorno y yo, entre los Dioses y mi espiritualidad. Y “la Dharma me protege” será el beneficio de esa acción-reacción, consecuente de vivir con sabiduría.
Hay una sentencia que dice “qué terrible es la sabiduría que no aporta beneficios a los sabios”.
Enseñanzas de Swami Shankaratilakananda, discípulo de Swami Tilak (editado por Dipanjali Upasaki)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario