9 de mayo de 2010

EL YOGA DE LA INTREPIDEZ

La batalla y el enfrentamiento externo han valido para hacer la guerra de la vida. En el caso de los que no son soldados, como los Swamis, pensamos que también Shiva es Dios de la guerra y dio su arco a Arjuna, a alguien con pureza, un arco que le permitiría levantarse a pesar de su gran peso. En un extremo está la cobardía del que evita enfrentarse cuando está en amenaza, y en el otro, el valiente bruto y agresivo que sólo conoce esa manera de entenderse. Hasta de los guerreros nacen las danzas. En India, se celebran festividades de dioses guerreros como Rama que fue un príncipe, o como Krishna, y se narran sus gestas. Valentía en el yoga es sinónimo de intrepidez. Es cobarde el que con una gran carga de ego, culpa a otros de todo lo que ocurre, menos a él mismo. Debemos mantener la atención en el momento emocional, recordar el mudra y no bloquearse, como ante la espada. Asimismo, mantener el mudra, el rictus, ante la enfermedad y tus problemas emocionales, porque la cólera y el miedo hacen perder la memoria, y las emociones hacen perder el entendimiento. Y nos dice el Bhagavad Gita que quien duda, está perdido. Y es que en este Karma Loka, este plano de conciencia de la acción, hemos nacido para ir al campo de batalla, que es el campo del Dharma, Kurukshetra. Nuestra batalla interna supone una batalla externa; si huimos de una, huimos de la otra. Enseñanzas de Swami Shankaratilakananda, discípulo de Swami Tilak (editado por Dipanjali Upasaki)

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